domingo, 20 de junio de 2010

TOROS EN SEVILLA.- En la última novillada de junio resultó cogido Diego Silveti

NOVILLADA EN LA REAL MAESTRANZA.- Vueltas para Arenas y Arévalo y cornada para Silveti

Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería.- 26º festejo de abono. Domingo 20 de junio de 2010.

FICHA DE LA NOVILLADA:
Se lidiaron novillos de El Serrano, bien presentados y algo desiguales de juego. El primero, segundo y sexto fueron los mejores.
José María Arenas, ovación con saludos, saludos, y vuelta al ruedo en el que mató por Diego Silveti.
José Arévalo, vuelta tras petición y silencio.
Diego Silveti, palmas en el único que mató, pasando a la enfermería por su propio pie.
Casi tres cuartos de plaza –mucho público en los tendidos de sol--, en tarde agradable. Los tres novilleros realizaban su presentación en Sevilla.
PARTE MÉDICO DE LA CORNADA DE DIEGO SILVETI: El novillero ha sufrido herida por asta de toro en cara interna superior de muslo izquierdo que atraviesa aponeurosis y dislacera fibras del abductor mayor en una trayectoria de 5 cm hacia arriba y otra de 12 cms. hacia abajo y fuera. Se interviene con anestesia raquídea practicándosele limpieza, colocación drenajes y sutura de planos musculares, aponeuróticos y piel. Se traslada a la Clínica Sagrado Corazón. Pronóstico: Menos grave.

CRÓNICA:
Lo más vistoso de esta tarde novilleril en la Plaza de Toros de la Maestranza fue, sin duda alguna, el “duelo” que desarrollaron sobre el albero del Coso del Baratillo el albaceteño José María Arenas y el valenciano José Arévalo. Fue, sin duda alguna, lo más distraído de la tarde-noche. Ambos novilleros tienen ganas, fuerza, voluntad y valentía. Intentan mezclar detalles artísticos con entrega, garra y temperamento. Pero los dos jóvenes aspirantes causaron una buena impresión. Buscaron en todo momento –y es de agradecer--, que el público de los tendidos y las gradas lo pasaran los mejor posible.
Arenas tiene su gancho. Hizo cositas curiosas con el capote y banderilleó junto a su compañero Arenas. Quisieron crear un “pique” de quites y banderillas, que fue seguido con cierto apasionamiento por el respetable. Arenas, ya con la franela, intentó desarrollar todo cuanto tiene dentro de torería. Por su parte, Arévalo, luchó con más espectacularidad y engancha al público con su enorme chispa y su desmedido pundonor. Es un buen banderillero. El valenciano recibió el primero a portagayola y salió bastante limpio del trance. En su primero, la banda del Maestro Tejera le dedicó un pasodoble y hasta hubo petición, insistente pero leve, de oreja para este chaval, que dio una merecida buena al ruedo.
Mala fortuna tuvo Diego Silveti –quinta generación de esta dinastía de toreros--, porque resultó gravemente cogido cuando entró a matar en su primero. Durante la lidia, el joven mexicano mostró cualidades y calidad. Tiene empaque su toreo y ofreció bellos momentos con la capa y con la muleta. Pero le empitonó el novillo en la suerte suprema. Continuó ensangrentado en el albero con el fin de liquidar al morlaco, que mató tras algunos intentos dentro del estado físico en que se encontraba. Se fue directo a la enfermería y desde la Maestranza fue trasladado a la Clínica del Sagrado Corazón.
El segundo toro y sexto de la jornada que correspondía a Silveti lo tuvo que lidiar y matar José María Arenas. Quiso sacarse la espinita, pues en los dos novillos que lidió dentro del orden del festejo, no pudo demostrar toda su valía y todo su variado repertorio. Luchó como un jabato para salir airoso en esta tercera oportunidad y, al menos, completar una faena curiosa. Fracasó con la espada, pues tenía ganada la oreja, y se tuvo que conformar con una ovacionada vuelta al ruedo. Menos da una piedra.

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