viernes, 19 de noviembre de 2010

Inaugurada la exposición sobre la historia de la Catedral de Sevilla

Esta mañana se ha inaugurado la exposición "Aedificare, Evangelizare, Servare", con la que finaliza el convenio de colaboración suscrito el 8 de mayo de 2002 entre la Archidiócesis de Sevilla, el Cabildo Metropolitano y la Fundación Caja Madrid. El acto inaugural ha contado con la participación del arzobispo de Sevilla, monseñor. Juan José Asenjo; el presidente de Caja Madrid, Rodrigo de Rato; el deán del Cabildo, Francisco Ortiz; el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín; y el maestro mayor de Fábrica de la Catedral, Alfonso Jiménez.
Tras este acto se ha procedido a la visita de la exposición guiada por el maestro mayor de Fábrica de la Catedral y por el director del departamento de Patrimonio Histórico Español de la Fundación Caja Madrid, Gabriel Morate.
La exposición, organizada por la oficina técnica de la Catedral y el Departamento de Conservación del Patrimonio Histórico Español de la fundación Caja Madrid, está dividida en tres partes, dedicadas sucesivamente a la construcción del edificio gótico (siglos XV y XVI), la musealización y restauración tradicional de sus formas (siglos XVIII, XIX y XX) y, finalmente, a su conservación (siglos XX y XXI).
Mediante documentos, imágenes y objetos se muestran los modelos de gestión y financiación adoptados en esta magna casa para construir, restaurar y conservar, insistiendo en tres paradigmas sucesivos: la inversión de recursos propios, que fue el modelo común para toda España desde la Edad Media hasta la crisis del Antiguo Régimen, la progresiva intervención del Estado, motivada por el creciente interés social de lo que hoy llamamos patrimonio histórico y los problemas que generó la Desamortización y, en los últimos decenios, nuevamente la autogestión de sus propios recursos, especialmente los generados por el turismo.
Primera parte: grandeza y autoridad de la Iglesia de Sevilla
Esta frase, tomada del cronista Diego Ortiz de Zúñiga, refleja bien el ambiente optimista que presidió la iniciativa del Cabildo cuando tomó en el siglo XV la arriesgada decisión de derribar el edificio antiguo y acometer la construcción del nuevo, pues eran conscientes de que se enfrentaban a una tarea formidable, con casi todo en contra.
No les arredraban las dificultades materiales derivadas de la falta de recursos naturales, la ausencia de una tradición gótica importante en la ciudad y la desgana u oposición de algunas autoridades y organismos, pues estaban imbuidos de un espíritu de evangelización propio de tierras fronterizas que les llevaría, antes de finalizar el siglo XV, a unas cotas insospechadas de universalidad, como cabecera eclesiástica del Nuevo Mundo.
La pujanza económica de la ciudad, su privilegiada situación geoestratégica, su extensión y población fueron argumentos decisivos para que una institución, el Cabildo, tomase las riendas de la empresa y la llevase a buen puerto, a pesar de situarse muy lejos de los grandes centros de producción del gótico europeo y peninsular.
En esta parte de la exposición, sin duda la mas tradicional, pues es la que contiene más objetos que tienen que ver con la Historia; quizás la pieza más interesante sea un humilde papel que contiene la primera representación técnica conocida de nuestra Catedral, la llamada Copia de Bidaurreta.
Segunda parte: Del “mejor cahíz” al “marco incomparable”
En el siglo XVI usaban una frase equivalente a la nuestra de “la milla de oro” para designar el centro cosmopolita de la ciudad, pues se denominaba “El mejor cáhiz de la Tierra” a la zona de Sevilla que preside la Catedral. Obviamente presentaba un aspecto muy distinto del actual, pues el edificio estaba unido al agobiante caserío circundante por tres puntos, descollando la sacra mole de la Catedral por su color, textura y altura, pero en su entorno inmediato la continuidad de edificios era muy distinta de la actual.
A partir del “terremoto de Lisboa”, padecido el sábado 1 de noviembre de 1755, empezó un ilustrado proceso urbano para liberar el contorno, proporcionándole un “marco espacial”; el proceso no concluyó hasta 1928 con la construcción de la fuente de la plaza de la Virgen de los Reyes en el solar del antiguo “corral de los Olmos”; de esta manera se supone que quedó terminado para siempre el “marco incomparable”, padre de todos los tópicos hispalenses y motivo de todas las fotos a partir de entonces. Este proceso de musealización urbana fue tan precoz como los más adelantados del continente y se manifestó en las portadas de la Asunción, Concepción y San Cristóbal, de las que la exposición ofrece un buen número de proyectos.
Donde se manifestó, sin embargo, el proceso de restauración fue en los suelos del conjunto, desde el interior de la Catedral al Patio de los Naranjos. La pieza más voluminosa de esta parte es una ventana barroca que fue desmontada, junto a otras tres, en el citado Patio y que, hasta ahora, ha permanecido desmembrada: para la exposición la hemos vuelto a montar.
Tercera parte: «Sin investigación no hay restauración»
A partir de la década de los noventa del pasado siglo se va abriendo paso, aunque de manera dificultosa, la idea de que lo racional es conservar lo que existe, recurriendo a las aportaciones de “nueva planta” y a la “restauración” sólo cuando son inevitables.
En todo caso no toda intervención es una obra de conservación, pues no todas las que afectan a un monumento se conforman como un proceso de conocimiento general, sistemático, documentado y, finalmente, divulgado, basado en explicaciones racionales y decisiones compatibles con los valores del bien patrimonial.
Frente a la solitaria figura del arquitecto constructor o restaurador de antaño, puesto en la Catedral por la administración estatal, el Cabildo dedica hoy a la Fábrica un nutrido equipo de arquitectos, historiadores, arqueólogos, químicos, geólogos, ingenieros o restauradores.
En esta parte de la exposición mostraremos muchas documentación del siglo XXI, junto a piezas tan raras como la pieza central del mainel de la vidriera de San Laureano, expuesto precisamente frente a ella.
Epílogo. Piedras y cemento
El visitante de la exposición puede salir al atrio de la puerta de la Asunción donde puede contemplar las arquivoltas de estas desde una perspectiva insólita (pues esta puerta solo se abre en ocasiones muy excepcionales) y un pequeño conjunto de piedras de diversas épocas procedentes de las obras del contorno de la Catedral.
La exposición es una actividad prevista en el convenio ya que hoy no se concibe un proceso de restauración sin que incluya explícitamente tres conceptos indispensables: investigación, documentación y difusión. Esta exposición es, por lo tanto, parte de la divulgación de la obra que ha afectado a toda la fachada principal de la Catedral, la de la avenida de la Constitución.
La muestra permanecerá abierta al público desde el próximo lunes, a las 11 de la mañana, hasta el domingo 6 de febrero. Su horario será el de la visita cultural, de manera que los turistas la tienen incluida en el recorrido y los residentes en la Diócesis, como es natural, la pueden ver en esos mismos horarios de forma gratuita.
Esto quiere decir que permanecerá cerrada en el horario de culto, ya sea de festivos o de diario, pues está ubicada en el Trascoro de la Catedral, de tal manera que no interrumpe ninguna ceremonia, procesión o devoción.

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