domingo, 6 de marzo de 2011

FUERA DE JUEGO.- El Sevilla perdió 2-0 en la Catedral de San Mamés por un rosario de infortunios

* Fazio, con un gol en propia puerta, y Escudé, que hizo un absurdo penalti a De Marcos, entregaron en bandeja la victoria a los bilbaínos

ATHLETIC DE BILBAO, 2; SEVILLA F.C., 0.- Uno sigue restregándose los ojos y aún no se puede creer que el Sevilla, con todo el fútbol de garra y de calidad que desarrolló sobre el terreno de juego de la Catedral de San Mamés, haya salido derrotado de este trepidante y emocionante choque futbolero.

Hasta cuatro claras ocasiones –una de ellas de libro--, tuvo Kanouté –incluso con el marcador a cero goles para ambos equipos--, para batir claramente a Iraizoz. El de Mali, que pudo tener su noche, no le salió nada a derechas, cuando sus remates ya se cantaban como goles en el coliseo rojiblanco.

Pero este es el fútbol. Primero, Fazio, en jugada desgraciada se metió un balón envenenado del tres rojiblanco en su portería, sin que Javi Varas pudiera hacer nada para evitar esta desgraciada jugada. Y después, Escudé que al intentar despejar un balón en el área tuvo la mala pata de meter la pata y derribar a De Marcos dentro de la zona fatídica. Dos zarpazos del Athletic al Sevilla, favorecidos por dos jugadas de infortunios del cuadro de Nervión.

Y después de este sorprendente 2-0, cuando ahora toca analizar los cerca de cien minutos que duró este encuentro de San Mamés, resulta curioso que quien puso el baile más fino fue el Sevilla. Ya hubo mucha mandanga cuando Negredo tuvo que ser retirado del campo --minuto 10 de partido--, con una brecha en la cabeza, pero fue sustituido por un hombre de mucha envergadura y remate como es Kanoute. Hasta estos momentos, todas las lanzas aún no se habían convertido en cañas.

Frente al ímpetu y la garra, la fe y la codicia de los rojiblancos, el Sevilla respondió con calidad, temperamento, orden y jugadas ofensivas de gran peligro. Es verdad que la lucha personal en el terreno de juego, por ambos equipos, fue dura y contundente. Pero el Sevilla superó esos primeros minutos de agobio local, serenando su juego y empezando a fabricar un ataque continuado y muy peligroso. Navas, que vuelve a estar en un brillante momento, llegaba con velocidad hacia el área local para poner balones de gol. Pero Kanouté no estaba tan fino como otras veces. Lo mismo pasó a balón parado con los lanzamientos de Rakitic al área rojiblanca. Luís Fabiano estuvo muy por debajo de sus posibilidades de cara al gol y a sorprender al rival, y el de Malí tampoco fue capaz de colocar el balón dentro del marco bilbaino, cuando tuvo ocasiones de oro para armar la marimorena en la Catedral de San Mamés.Pero todo el gozo blanco se fue al pozo de las desgracias.

A pesar de los numerosos méritos hechos por el equipo de Manzano, el cuadro de Caparrós se benefició con la desgraciada jugada de Fazio en el minuto 66 –el Sevilla acusó este mazazo--, y, posteriormente, minuto 88, con la dudosa jugada del penalti pitado a Escudé y que lanzó Iraola fuera del alcance de Javi Varas. Un marcador de 2-0 que nunca mereció recibir un Sevilla que jugó más al fútbol, al fútbol de calidad, que el Athletic. Pero este ha sido el resultado. El cuadro de Manzano tendrá que ajustarse mucho los machos para poder recuperar el espacio que se pelea tan bravamente.

(Foto Web del Sevilla .C.)

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