jueves, 25 de febrero de 2016

Pésame del Real Betis Balompié por el fallecimiento de Rafa Iriondo, que fue entrenador del club cuando ganó la I Copa del Rey en 1977


El Real Betis Balompié, en su página web, muestra su máximo pesar por el fallecimiento de Rafael Iriondo Aurtenetxea, mítico entrenador del equipo verdiblanco que en el año 1977 se proclamó campeón de la I Copa del Rey, fallecido en Bilbao el miércoles 24 de febrero de 2016 a la edad de 97 años de edad.
Rafael Iriondo, nacido en Gernika (Vízcaya) fue un legendario jugador del Athletic Club de Bilbao, club en el que militó desde 1940 hasta 1953, ganando una Liga, cuatro Copas de España y una Copa Eva Duarte, y en el que integró de una de las delanteras más conocidas del club vasco, la compuesta por Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza.
Inicio su carrera como entrenador en 1955 en el Indautxu, dirigiendo posteriormente al Alavés, Athletic Club, Español, Zaragoza y Real Sociedad, antes de recalar en el Real Betis en la temporada 1976-77, cuando el Club era presidido por José Núñez Naranjo.
Iriondo reemplazó en la dirección técnica del club a Ferenc Szusza, quien hubo de regresar a Hungría reclamado imperativamente por las autoridades de su país.
Debutó en el banquillo del Real Betis en un partido disputado en Elche el 7 de noviembre de 1976. Esa misma campaña hizo debutar a Rafael Gordillo y clasificó al equipo verdiblanco en el quinto puesto en la Liga esa temporada.
Pero la gran hazaña se fraguó en la Copa del Rey, la I Copa del Rey, en la que el Real Betis, tras eliminar sucesivamente al Baracaldo, Sestao, Deportivo de la Coruña, Valladolid, Hércules y Español, se proclamó campeón el 25 de junio de 1977, derrotando al Athletic de Bilbao a los penaltis en el estadio Vicente Calderón de Madrid, tras haber concluido la final y la prórroga con empate a dos.
Iriondo dirigió a una prodigiosa generación de futbolistas, entre la que se contaban algunos mitos eternos del Real Betis, como Rogelio, Bizcocho, Esnaola, Cardeñosa, Gordillo, López, Biosca, Benítez o García Soriano. Futbolistas todos ellos que, desde entonces, han venerado a quien fue su entrenador y en el que han ponderado su carácter sereno y dialogante y su excelente visión del juego.
En la temporada siguiente estuvo al frente del equipo en las excepcionales noches europeas de Milán, Leipzig o Tbilissi, aunque en la Liga, acuciado por las lesiones y el cansancio, el equipo acabó perdiendo la categoría.
Dejó el club al final de esa campaña, y, tras un breve paso por el Rayo Vallecano, retornó a Heliópolis en septiembre de 1981, tras la marcha de la entidad de Luis Aragonés, y bajo la presidencia de Juan Mauduit.
En esa segunda etapa no completó la temporada, abandonando el club a falta de cinco partidos cuando se hallaba clasificado en séptima posición, y siendo reemplazado por Pedro Buenaventura.
Más allá de estas contingencias deportivas, Rafael Iriondo ha formado parte del imaginario mitológico de los béticos. Un nombre respetado y querido que en todo momento se ha mantenido vinculado a los jugadores y a los dirigentes que hicieron campeón al Real Betis en 1977.
El Real Betis honrará su memoria en el partido que se disputará el próximo sábado en el estadio Benito Villamarín. Se guardará un minuto de silencio antes del partido frente al Rayo Vallecano.
Descanse en paz Rafael Iriondo.

* Nota de la Redacción: Nuestro director, el periodista Fernando Gelán, Medalla de Oro de la Ciudad de Sevilla y Medalla de Oro de la Real Federación Andaluza de Fútbol, escribió el libro "Eurobetis. Historia de una gran final", tras el partido celebrado en el Vicente Calderón aquel 25 de junio de 1977. Gelán realizaba las crónicas de los partidos que Betis y Sevilla jugaban en campo ajeno. Más de 30 años cubriendo esta información para escribir de los encuentros de nuestros primeros clubes. Fernando Gelán conoció en profundidad a Rafa Iriondo. En los viajes, las charlas entre el preparador vasco y el periodista, tras  la cena, se prolongaban hasta pasada las primeras horas de la madrugada del domingo del día de cada partido. Iriondo, responsable siempre y gran profesional, dormía poco ante los compromisos de cada partido, estudiando tácticas y fórmulas para sorprender a sus rivales. 

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