Dicha moción es fruto de la iniciativa de Rocío Sánchez, vecina del municipio, que lanzó una petición al respecto en las redes sociales a través de la plataformawww.change.org.
Según recoge el texto de la moción, “La iniciativa de Doña Rocío Sánchez no sólo es digna de elogio, por cuanto la misma permite dar una mayor visibilidad a quienes viven con alguna limitación, sea del tipo que sea. Una sociedad que se precie debe incidir en la eliminación de cuantos aspectos impidan la autonomía y el pleno bienestar de las personas”.
En sus propias palabras “Me llamo Rocío, soy ciega y quiero llamar la atención sobre las indudables ventajas y el consecuente incremento de autonomía, independencia y accesibilidad que puede significar un correcto etiquetado en Braille”.
Por tanto, se trata de una iniciativa destinada a que se plantee por parte de la Unión Europea una medida para poner en marcha el etiquetado en braille en los productos antes mencionados, al igual que ya se hace con los medicamentos y otros. Son ya casi 54.000 las firmas recogidas en algo más de un mes.
La campaña puesta en marcha por Rocío Sánchez ha sido enviada a todos los eurodiputados de España.
Izquierda Unida informa que se trataría de una medida muy beneficiosa para la población con ceguera e incluso con una visión reducida. Se trata de una medida que ya se ha puesto en práctica en otros países y que, desde su práctica, se demuestra como viable, factible y mensurable en el carácter positivo de sus resultados tanto individuales como colectivos.
La iniciativa de Rocío Sánchez viene a ampliar lo que ya en diciembre de 2014 se planteaba en el Documento Técnico B13 de la Comisión Braille Española, elaborado por la ONCE, cuando se afirmaba que “la rotulación en braille de los productos de consumo supone un facilitador de la autonomía para las personas con discapacidad visual, ya que el que puedan leer por sí mismos de qué producto se trata les ayuda, sin duda, a ser mucho más autónomos en la vida diaria”. Pero no sólo, organismos como la Asociación Nacional de Fabricantes de Etiquetas en Continuo, ANFEC, también apoyan esta petición, pues conocer qué se está adquiriendo forma parte de los derechos que tiene todo usuario.
Según recoge el texto de la moción aprobada, “No se trata, por tanto sino de iniciar en la realidad con lo que debe ser la puesta en práctica de un derecho universal: la accesibilidad en condiciones de igualdad para todas las personas. Porque si alguien con deficiencias en la visión, o con carencia de ella, puede votar sin acompañante, puede tomar medicación sin necesidad de alguien que le lea, ¿no es lógico y de sentido común que no deba necesitar de acompañante para comprar, o de intérprete para usar un producto cosmético o de higiene personal?”
Aprobada la moción, se le ha dado traslado a la FAMP y la FEMP, a la Diputación Provincial de Sevilla, el Parlamento Andaluz, el Congreso y el Senado , así como al Parlamento Europeo.
En sus propias palabras “Me llamo Rocío, soy ciega y quiero llamar la atención sobre las indudables ventajas y el consecuente incremento de autonomía, independencia y accesibilidad que puede significar un correcto etiquetado en Braille”.
Por tanto, se trata de una iniciativa destinada a que se plantee por parte de la Unión Europea una medida para poner en marcha el etiquetado en braille en los productos antes mencionados, al igual que ya se hace con los medicamentos y otros. Son ya casi 54.000 las firmas recogidas en algo más de un mes.
La campaña puesta en marcha por Rocío Sánchez ha sido enviada a todos los eurodiputados de España.
Izquierda Unida informa que se trataría de una medida muy beneficiosa para la población con ceguera e incluso con una visión reducida. Se trata de una medida que ya se ha puesto en práctica en otros países y que, desde su práctica, se demuestra como viable, factible y mensurable en el carácter positivo de sus resultados tanto individuales como colectivos.
La iniciativa de Rocío Sánchez viene a ampliar lo que ya en diciembre de 2014 se planteaba en el Documento Técnico B13 de la Comisión Braille Española, elaborado por la ONCE, cuando se afirmaba que “la rotulación en braille de los productos de consumo supone un facilitador de la autonomía para las personas con discapacidad visual, ya que el que puedan leer por sí mismos de qué producto se trata les ayuda, sin duda, a ser mucho más autónomos en la vida diaria”. Pero no sólo, organismos como la Asociación Nacional de Fabricantes de Etiquetas en Continuo, ANFEC, también apoyan esta petición, pues conocer qué se está adquiriendo forma parte de los derechos que tiene todo usuario.
Según recoge el texto de la moción aprobada, “No se trata, por tanto sino de iniciar en la realidad con lo que debe ser la puesta en práctica de un derecho universal: la accesibilidad en condiciones de igualdad para todas las personas. Porque si alguien con deficiencias en la visión, o con carencia de ella, puede votar sin acompañante, puede tomar medicación sin necesidad de alguien que le lea, ¿no es lógico y de sentido común que no deba necesitar de acompañante para comprar, o de intérprete para usar un producto cosmético o de higiene personal?”
Aprobada la moción, se le ha dado traslado a la FAMP y la FEMP, a la Diputación Provincial de Sevilla, el Parlamento Andaluz, el Congreso y el Senado , así como al Parlamento Europeo.
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